REVISTA LITERARIA
PARA UN DESARREGLO SISTEMÁTICO DE LOS SENTIDOS
miércoles, 21 de octubre de 2015
viernes, 31 de julio de 2015
jueves, 30 de julio de 2015
miércoles, 29 de julio de 2015
lunes, 27 de julio de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
viernes, 3 de julio de 2015
CINCO TEXTOS DE MAURICIO NARANJO
EL GRITO
Un grito vagabundo era su bien más preciado. Intentó enterrarlo en una
isla, guardarlo en una caja fuerte, esconderlo bajo el colchón, sin ningún
resultado. Finalmente puso el grito en el cielo. La tierra tembló
escandalizada.
AULLIDO
Mis palabras están presas en mi boca. Los dientes, como barrotes, les
impiden salir. Un día, silenciosas, huirán. Entonces emitiré gritos. Sólo de
aullidos estará compuesto mi lenguaje.
LOS SIGNOS
Amo los signos de puntuación. Son como silencios, intersticios, pausas, vacíos. Los dos puntos crean expectativa, mientras el punto final es, en realidad, una línea de muerte, de fin, de apocalipsis, de agonía. El punto seguido, en cambio, nos da esperanzas, aunque ocurra una transformación química o incorpórea. Con los puntos seguidos nunca se sabe, igual que con la palabra etcétera, porque en silencio insinúan la actualización imprevisible del devenir azaroso. La coma es la frecuencia cardíaca de la gramática vital. El punto y coma marca el tránsito de un estado a otro, genera una separación categórica, sin perder de vista el flujo caótico de la vida. Los signos de puntuación nos dan seguridad, una sensación y una ilusión de certeza, de control sobre el asunto de estar vivos, es decir: transcurrir, discurrir aleatoriamente...
Amo los signos de puntuación. Son como silencios, intersticios, pausas, vacíos. Los dos puntos crean expectativa, mientras el punto final es, en realidad, una línea de muerte, de fin, de apocalipsis, de agonía. El punto seguido, en cambio, nos da esperanzas, aunque ocurra una transformación química o incorpórea. Con los puntos seguidos nunca se sabe, igual que con la palabra etcétera, porque en silencio insinúan la actualización imprevisible del devenir azaroso. La coma es la frecuencia cardíaca de la gramática vital. El punto y coma marca el tránsito de un estado a otro, genera una separación categórica, sin perder de vista el flujo caótico de la vida. Los signos de puntuación nos dan seguridad, una sensación y una ilusión de certeza, de control sobre el asunto de estar vivos, es decir: transcurrir, discurrir aleatoriamente...
LAS LETRAS
La
h muda, sentada; la i, erguida, con su astro permanente; la ñ en su casa,
sufriendo de agorafobia; la z en zig zag, siempre por caminos sinuosos; la m
como una cordillera, mordiendo el horizonte; la s reptando por desiertos,
navegando por meandros; la o lunática, rodando por el mundo; la r ronca de
fumar, árbol seco; la p como un monociclo al revés, pipa retumbando en mi
cabeza.
POEMA INEFABLE
Escribir
un poema sin palabras, sólo con puntos suspensivos, signos de interrogación y
paréntesis. El título sería un punto sobre una i invisible y afónica, como la
torre de una iglesia gótica suspendida en el vacío. El primer verso estaría
compuesto de interrogantes, de preguntas sin respuestas, aporías muertas y
cortopunzantes. El cuerpo del poema sería un interregno, un limbo, una larga y
silenciosa sinfonía en blanco y negro atrapada entre corchetes de hierro. El
desenlace estaría conformado por puntos suspensivos que no conducen a ninguna
parte, como una escalera de Esher, o como un acantilado feroz donde termina la
tierra firme y comienza la incertidumbre, la bella confusión azul hecha de
furia y de sal. La firma podría ser una tilde anónima, como una gota de sangre
sobre tu ausencia.
jueves, 2 de julio de 2015
CUATRO TEXTOS BREVES DE MAURICIO NARANJO
LAS AVENTURAS DEL HADA HELADA
El día menos pensado escribiré las aventuras del hada helada y su amiga la gran hadilla. Será una epopeya volátil, etérea, poblada de árboles celestes y estrellas terrestres. El tercero excluido, el hado derecho, sucumbirá en medio del miedo, y los dragones de agua, guiados por sandra gon, vencerán a sangre gorio, el villano más villano de todos los tiempos.
EL ÁNGEL DE LA PACIENCIA
Lento, no diferenciaba si estaba en reposo o en movimiento, porque su velocidad mínima era constante. Siempre llegaba tarde, porque se detenía en las formas del mundo, asombrado. Hasta que un día, como Remedios la bella, o Un hombre muy viejo con unas alas enormes, comenzó a volar igual que un pajarraco sutil.
PARA QUÉ
Para qué cielo si no tengo alas. Para qué alas si no tengo casa. Para qué casa si no tengo a mi amada. Para qué amor si no creo en nada. Para qué el vacío si estoy pleno de silencio, de ausencia, de soledad, de éter que se aferra al suelo como un manglar.
MUCHA
TELA QUE CORTAR
El
sastre, también hijo de sastre, comenzó a cortar la tela entre monólogos y
soliloquios. Sin percatarse, inmerso en su mundo de tramas y urdimbres
mentales, cercenó su brazo izquierdo. Sintió un dolor agudo, que confundió con
su melancolía, y continuó mutilando su cuerpo hasta que de sí sólo quedó su
mano derecha aferrada a las tijeras rojas y resplandecientes.
sábado, 18 de abril de 2015
CAPERUZA, un cuento breve de MAURICIO NARANJO
CAPERUZA
Y entonces caperucita roja (apodo que se ganó por su sed de sangre) clavó su daga en el corazón del lobo. Luego, realizó un aquelarre solitario gritando palabras en un lenguaje atávico y delirante.
Y entonces caperucita roja (apodo que se ganó por su sed de sangre) clavó su daga en el corazón del lobo. Luego, realizó un aquelarre solitario gritando palabras en un lenguaje atávico y delirante.
sábado, 11 de abril de 2015
DOS CUENTOS BREVES DE MAURICIO NARANJO
I
Cuentan que tarde en la noche, mientras todos duermen, las estatuas y los bustos de los próceres se reunen en La playa con El palo a fumar, beber y narrar siniestras historias de transeúntes que como pálidas sombras perturban sus silencios de piedra y bronce.
II
Victor Frankeistein recogió los miembros de las víctimas y reconstruyó una hermosa mujer, quien sin compasión asesinó brutalmente a Jack, destripando hasta el último trozo de sus vísceras, sin encontrar rastros de su alma.
Cuentan que tarde en la noche, mientras todos duermen, las estatuas y los bustos de los próceres se reunen en La playa con El palo a fumar, beber y narrar siniestras historias de transeúntes que como pálidas sombras perturban sus silencios de piedra y bronce.
II
Victor Frankeistein recogió los miembros de las víctimas y reconstruyó una hermosa mujer, quien sin compasión asesinó brutalmente a Jack, destripando hasta el último trozo de sus vísceras, sin encontrar rastros de su alma.
viernes, 10 de abril de 2015
MORFOSIS, un texto de Mauricio Naranjo
MORFOSIS
El escarabajo, desde su nacimiento, tuvo un devenir azaroso y caótico, pleno de intensidades. Pero un día, infortunadamente, despertó convertido en Gregorio Samsa, un funcionario aburrido y rígido que tenía un itinerario preciso para cada uno de sus monótonos días. Entonces añoró aquel bicho travieso y loco que confundía los bombillos con la luna. Tristemente, tuvo que conformarse con su repugnante condición de burócrata por el resto de su vida.
El escarabajo, desde su nacimiento, tuvo un devenir azaroso y caótico, pleno de intensidades. Pero un día, infortunadamente, despertó convertido en Gregorio Samsa, un funcionario aburrido y rígido que tenía un itinerario preciso para cada uno de sus monótonos días. Entonces añoró aquel bicho travieso y loco que confundía los bombillos con la luna. Tristemente, tuvo que conformarse con su repugnante condición de burócrata por el resto de su vida.
jueves, 8 de enero de 2015
ÉRASE UN HOMBRE CON LA NARIZ TORCIDA, POR MAURICIO NARANJO
ÉRASE UN HOMBRE CON LA NARIZ TORCIDA
Érase un hombre con la nariz torcida. Por la fosa izquierda respiraba con dificultad, por la derecha olía el jazmín de noche. Se miraba al espejo siempre de perfil, saludaba el mundo cabizbajo, sufría con su rostro armonioso y su nariz imperfecta. Con los años dejó de respirar, de oler, de mirarse en el espejo, de saludar, de sufrir. Se olvidó de sí mismo y emprendió un viaje sin retorno, sin recuerdos. Leve como el aroma sutil de un crisantemo se deshizo de su cuerpo, excepto de su nariz torcida. Desde entonces, como en un cuento de Gogol, transcurre por la ciudad y por los parques reptando hacia la muerte y la putrefacción.
Érase un hombre con la nariz torcida. Por la fosa izquierda respiraba con dificultad, por la derecha olía el jazmín de noche. Se miraba al espejo siempre de perfil, saludaba el mundo cabizbajo, sufría con su rostro armonioso y su nariz imperfecta. Con los años dejó de respirar, de oler, de mirarse en el espejo, de saludar, de sufrir. Se olvidó de sí mismo y emprendió un viaje sin retorno, sin recuerdos. Leve como el aroma sutil de un crisantemo se deshizo de su cuerpo, excepto de su nariz torcida. Desde entonces, como en un cuento de Gogol, transcurre por la ciudad y por los parques reptando hacia la muerte y la putrefacción.
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